Hoy mis buenos días son un pensamiento en voz alta.
Este pensamiento no es largo, dura 5 minutos, lo que dura la canción con la que me puse a escribirlo y que escucháis de fondo, después de tener hace un mes una conversación con los padres de un alumno de mi tutoría.
La reunión tenía un único objetivo.
Llamaré Juan a ese alumno de 19 años. Juan decide tirar sus estudios por la borda y no continuar con la firme intención
de trabajar, pero por supuesto, en estos momentos sin trabajo y sin ninguna expectativa delante de él.
Después de 1 hora, sus padres y yo salimos de la reunión
con la sensación más grande de fracaso
como hacia años no había sentido.
No fuimos capaces de convencerle de que se equivocaba, no fuimos capaces de meternos en su cabeza
para saber que pasaba por ella.
Le dijimos que pidiera ayuda a quien fuera pero con un orgullo digno de los 19 años, nos dijo que no la necesitaba y
que por supuesto estaba absolutamente seguro de lo que hacía.
Su madre con ese sexto sentido que le da ser la persona que lo trajo al mundo, le decía con lágrimas en los ojos que recapacitara y lo pensara, que el colegio le daba una segunda oportunidad de volver.
Pero nada de lo que dijimos hizo cambiar la opinión de Juan pues vivía en una nube donde no existía el futuro y el pasado más lejano es lo que hizo el fin de semana anterior.
Pero el tiempo pasa y Juan tal vez cuando cumpla los cuarenta, esos mismos años que teneianos aquellos que le recordaban que su decisión era equivocada cuando el solo tenia 19 años, se mirara al espejo y tal vez vea una persona fracasada por un decisión que tomo hace 20 años, alguien que hoy ya no esta con él y que solo queda la presencia de lo que fue, un muchacho de 19 años inconsciente, que no sabia
lo que hacia ni lo que decía y que ahora a sus 40 años le gustaría hablar con él, para preguntarle porque
tomo esa decisión, porque dejo de estudiar, pero no le puede contestar porque ese muchacho de 19 años
se marcho igual que llego
Y le gustaría decirle que desde tomo esa decisión
su vida ha sido un calvario de trabajos precarios,
sin ninguna seguridad,
Le gustaría decirle que a los 30 quiso volver a estudiar pero era tarde, no tenia las ganas ni la preparación.
Y ahora a Juan le gustaría volver a ese momento para retomar aquella conversación donde les decía a sus padres que iba a dejar de estudiar y que ni ellos ni nadie le iban a convencer de lo contrario, donde recordaba a sus padres que ya era mayor para tomar decisiones y que no era un niño.
Y que hoy a sus cuarenta años sigue esperando a ese tren en el que viajaba con billete de primera del cual nunca debió bajarse.
ESTO ES SOLO UN PENSAMIENTO. EN TUS MANOS Y SOLO EN TU MANOS ESTA EL EVITAR QUE SE HAGA REALIDAD. SI POR TU CABEZA PASA EL DEJAR DE ESTUDIAR PIENSA ANTES POR UN MOMENTO LAS CONSECUENCIAS DE TU DECISIÓN.
Juan Carlos Andrés Otal