martes, 9 de octubre de 2007

ESFUERZO DE SUPERACION

Mariano Alcalde
02/10/07

Buenos días. Hoy voy a hablaros de algunos deportistas que con su ejemplo han demostrado que con constancia y trabajo pueden alcanzarse éxitos y metas tanto en lo deportivo como en la vida diaria.

La montañera Edurne Pasabán, juntamente con la Austriaca Gerlinde Kaltenbrunner ha ascendido ocho ¨ochomiles¨. Recientemente Edurne estuvo a punto de hacer el noveno en el ¨Karakorum¨, que con el Himalaya es una de las grandes cordilleras de Asia. Se encuentra en la frontera entre Pakistán, la India y China, tiene una longitud de unos 500 km. y es la parte del mundo con más glaciares fuera de las regiones polares. El mal tiempo no dejó que Edurne pusiera el pie en el ¨Broad Peak¨ (con ocho mil cuarenta y siete metros de altura), que es la tercera cumbre más alta del ¨Karakorum¨.
Es impresionante cómo afrontan estos montañeros los riesgos y las dificultades que se les presentan. Edurne en el 2004 intentó ascender al ¨K2¨, también en el ¨Karakorum¨. No lo pudo completar y le costó dos falanges de los dedos de los pies, por congelación. Pero no renuncia al proyecto de ser la primera mujer que alcance los 14 ¨ochomiles¨.

Muchos deportistas han tenido que superar muchas dificultades a lo largo de su vida. Es el caso, por ejemplo, de Larry Bird. Muchos técnicos se han preguntado: “¿Cómo puede un hombre con tan poca gracia atlética llegar a ser tan bueno? ¿Cómo es posible que un hombre que apenas tiene salto, que corre de forma tan extraña, que es lentísimo y que tiene los dedos torcidos haya podido llegar donde tan solo unos pocos elegidos logran hacerlo?”.
La respuesta de Larry, vencedor de tres títulos de la NBA con los Celtics, siempre era la misma: “Con dedicación al baloncesto, con perseverancia”.
En efecto, ya desde pequeño empezó a cultivar un gran espíritu de superación. En su época juvenil, Bird entrenaba constantemente, incluso a horas intempestivas, más que cualquier otro compañero de equipo.

Algo semejante sucedió con Shane Gouid, la nadadora australiana que a sus quince años consiguió tres medallas de oro, una de plata y una de bronce en la olimpiada de Munich de 1972. Para lograr esta impresionante marca, Gouid tuvo que participar en doce carreras en tan sólo siete días. Al preguntarle los periodistas sobre el “secreto” de su éxito, impresionante para una nadadora tan joven, respondió: “Muy sencillo. Desde hace mucho tiempo me levanto todos los días a las 4,30 de la mañana para ir a entrenar”.

Por último, me gustaría hablaros de Abebe Bikila, un etiope que formaba parte de la guardia personal del emperador Haile Selassie, en Addis Abeba, la capital de Etiopía.
Abebe Bikila encerraba en su escuálido cuerpo atlético una indomable voluntad. Una voluntad de triunfo adquirida mediante una autoexigencia constante, alegre, machacona. Cuando llegó a Roma en 1960 y corrió en los Juegos Olímpicos, el mundo quedó asombrado al ver al flaco atleta dispuesto a correr la maratón con los pies descalzos.
Todos los comentarios coincidían en que era imposible correr descalzo tantos kilómetros por las empedradas calles romanas: “Andará sobre llagas”, decían.
Olvidaban los periodistas que el hombre voluntarioso convierte en agradable y posible lo costoso y difícil. La carga más pesada se hace atrayente cuando lo hacemos con gusto. Y a Bikila le gustaba correr; por eso asombró al mundo corriendo en solitario el último tramo del trayecto, por la vía Appia, hasta entrar vencedor destacado en la meta.
En la siguiente olimpiada en Tokio, revalidó el título, pero esta vez con calcetines y zapatillas deportivas.

El emperador le condecoró con el título de Alto, equivalente en Etiopía al Sir británico. En 1969 sufrió un accidente de tráfico que le dejó inválido en una silla de ruedas. Y aquí resplandece más que nunca su valía humana al no dejarse abatir por la desgracia y volver a la competición, aunque ahora tuviera que ser inmovilizado desde su silla de ruedas y en la modalidad de tiro con arco.

Abebe Bikila falleció en 1973 víctima de una hemorragia cerebral. Murió sabiendo vivir, saboreando la vida, porque la vida es lucha, deseo de conquista y espíritu de superación.

En este curso encontrarás ¨grandes picos¨ que ascender, casi tan altos como los de Edurne Pasabán. Motivación, preparación, dedicación y constancia te ayudarán a superarlos.

Con trabajo y con ilusión se puede lograr todo en la vida, como hacía nuestro amigo Abebe. Cree en tus posibilidades.

¡Que tengas un buen día!